Alguien dijo...

"A veces cuanto más cambian las cosas, más permanecen como siempre"

domingo, 18 de noviembre de 2007

Federer se corona en Shanghai

Roger Federer sigue siendo reinando en el tenis mundial. A pesar de que, de cuando en cuando, Rafa Nadal (casi siempre), David Nalbandián o Fernando González (en este Masters) se empeñen en demostrarnos que el suizo es humano, lo cierto es que va camino de convertirse en el jugador menos terrenal de la historia del tenis. Esta mañana, en Shanghai, ha inscrito por cuarta vez su recurrente nombre en el palmarés del torneo de maestros. Pocos en el mundo apostarían que no lo hará unas cuantas veces más.
David Ferrer llegaba invicto a la gran final. Había ganado a Djokovic (número 3 del mundo), Nadal (2), Gasquet (8) y Roddick (5). Sólo Rafa le hizo jugar tres sets. Los otros tres partidos los solventó por la vía rápida. Parecía, de todos los aspirantes al título, el más capacitado para plantarle cara a Federer en la final. Porque, desde que perdió contra González en la primera jornada, el suizo fue como un tiro hasta el partido decisivo, reduciendo la derrota ante el chileno a mera anécdota.

Federer sólo tuvo un momento de duda en el partido. En el primer juego, pidió una vez el ojo de halcón y falló. Luego, no se atrevió a pedirlo... con una bola que, esta vez sí, era buena. Ferrer ganó ese primer juego, pero luego se le vino encima el diluvio. Federer encadenó cinco juegos consecutivos para dejar el set a punto de caramelo. Sus armas, las de siempre: un servicio que, si no es más potente del mundo, sí es el más dañino, porque además de rápido siempre lame las líneas; y el juego en la red, ya que el suizo no quería juegos largos, intercambios que, en teoría, favorecían a David. Roger ganó seis puntos en sus seis primeras subidas a la red, mientras que Ferrer no encontraba su derecha y no tenía la rapidez de piernas que había mostrado en otros partidos. No hay que apuntarlo en el debe del español, sino en el haber del suizo. Simplemente, no le dejó jugar. David aún pudo sumar un juego (5-2), un trámite antes de que su rival cerrara la primera manga en tan sólo 26 minutos.

Si hubo pelea, ésta se centró en el segundo set. Empezó sacando Ferrer, que mantuvo la paridad hasta el 3-3. David conectó incluso su primer winner, aunque fue Federer quien dejó para el recuerdo un juego sublime, en el que reunió un passing desde dos metros fuera de la pista, un peloteo a ritmo de ping-pong en la red, un revés cruzado abriendo un ángulo imposible y un ace. David mantenía su saque con solvencia, pero no conseguía llegar a la bola de break. Y, cuando llegó la ruptura, fue para Federer, curiosamente cuando David parecía sentirse más cómodo. Pero, en ese séptimo y fatídico juego, falló dos derechas aparentemente sencillas y una volea a un metro de la red, y el suizo no desaprovechó el regalo. En el siguiente juego, el número uno consolidó el break, en blanco (5-3), y en el noveno, ambos tenistas nos regalaron el mejor juego del partido. Con deuce en el marcador, los dos dieron lo mejor de sí mismos: David, para mantenerse en el partido, y Roger para sentenciar por la vía rápida. Al final, el suizo aprovechó la tercera bola de break y celebró el punto con el puño al aire, un gesto poco habitual en su hierático comportamiento. David, frustrado, rompió la raqueta. No había manera.

El partido estaba prácticamente sentenciado, aunque Ferrer no iba a dejar de luchar. David mostró algunos de los golpes que le han llevado hasta esta final, pero sólo sumó diez winners, por 30 de Federer. El suizo, simplemente, tiene más pólvora. Así de sencillo. En el cuarto juego, ganando un punto al más puro estilo Nadal -es decir, llegando a una bola imposible para meterla en la pista-, Federer volvía a romper el servicio de Ferrer (3-1). El alicantino, desesperado, pidió dos veces el ojo de halcón en el siguiente tramo. Una salió cara, la otra cruz, y Federer consolidó el break. David aún tuvo el orgullo de ganar un último servicio antes de que Federer sumara los dos juegos que le restaban para hacerse con su cuarto Masters, el segundo de ellos al resto, en el deuce, con dos golpes (una volea y un passing de derecha) que demostraron una vez más la riqueza de su juego. Triunfo para Federer, un tenista que parece no tener más límites que los que se ponga él mismo. Y homenaje planetario a David Ferrer, el hombre que demostrado en este 2007 que el tenis español no empieza y acaba en Rafa Nadal. Primer Masters y primera final para el de Jávea. No muchos tenistas pueden presumir de eso, desde luego. Bien jugado, 'Ferru'.

1 comentario:

<< Ana >> dijo...

No pudo ser... a ver si a la próxima va la vencida. Pero weno, Ferrer debe estar satisfecho por haber llegado tan lejos, y sobre todo, porque va ascendiendo puesto a puesto en la ATP: ya está 5º... ¿quién se lo iba a decir años atrás? Por eso, esta final no deb mirarse como una derrota, sino como un escalón más de su éxito profesional en este 2007 :D